miércoles, 12 de abril de 2017

ACERCÁNDONOS A LA REALIDAD

Son muchos los comentarios que nos encontramos en los últimos tiempos, tanto en redes sociales como en artículos de prensa, desacreditando el trabajo de los productores de alimentos (carne, leche, hortalizas, etc.).

Hoy analizaremos, aunque sea muy someramente, algunos aspectos importantes para que TÚ, consumidor, sepas que la leche que consumes y, por añadidura, la utilizada en la elaboración de derivados lácteos, cumple con los parámetros de salud e higiene necesarios para el cuidado de tu bienestar.

No hace mucho un internauta comentaba que la leche no se puede consumir porque “lleva pus”, es decir, las vacas están enfermas, o las vacas están hormonadas para que produzcan más cantidad.

Esto lo único que demuestra es la falta de conocimiento de cuáles son las exigencias que tienen que cumplir los productores en España.

Antes de ordeñar el animal hay que limpiarle la ubre y hacer una revisión visual por si existiera algún signo aparente de la existencia de infección u otra alteración. Si todo está normal, se procede al ordeño del animal. Una vez finalizado, se procede al sellado de los pezones con productos especiales para ello, con el fin de limpiar los restos de leche y proteger de elementos patógenos que pudieran causar infecciones.

Hemos de citar el Real Decreto 1728/2007 por el que se establece la normativa básica de control que deben cumplir los operadores del sector lácteo, en su versión recientemente modificada.

En esta norma se establece que antes de cargar la leche a la cisterna de transporte, se verificará que la leche cumple con las condiciones higiénicas y sanitarias adecuadas. Esta verificación consiste en el análisis visual del producto, control de la temperatura del tanque de frío, control de las condiciones higiénicas del tanque de frío y de la sala donde se aloja.

Si se observan signos de acidez se realiza una prueba para confirmarlo; si se recoge la leche, antes de ser descargada en la industria se vuelve a analizar, si el resultado es malo, se destruye, no pasa a la cadena de alimentación.

También se comprobará la existencia de antibióticos con carácter previo a la recogida de la leche. Si da positivo no se recoge y se procede al sellado de la explotación hasta que se realicen las pruebas oportunas que confirmen la inocuidad del producto.

Además se sacan un mínimo de dos muestras al mes para analizar en laboratorio. Es práctica habitual de las industrias remitir al laboratorio cinco muestras o más al mes, donde se analizan distintos parámetros (grasa, proteína, presencia de agua, presencia de antibióticos, de residuos...) que son los que servirán para determinar el precio que cobra el productor por la leche vendida en ese mes.

Si los umbrales permitidos de células y gérmenes se superan el productor tiene tres meses para restablecer las medias a los márgenes permitidos y entre tanto se da de baja la explotación del "registro de leche de calidad diferenciada" en Galicia, en caso de que no regularice la situación se suspende la venta de leche hasta que los parámetros estén en las medidas permitidas.

Además de los controles en la explotación productora, la leche recogida también es objeto de analíticas y controles cuando llega a la industria láctea.

Estos controles consisten en inspección visual, medida de la temperatura, condiciones de limpieza de la cisterna de recogida, determinación de la acidez y supervisión de que las muestras tomadas en origen se han conservado correctamente. También se toman dos muestras por cisterna, una para enviar a laboratorio, la otra para analizar la presencia de antibióticos.

Si la leche no puede ser descargada por el incumplimiento de alguno de los puntos anteriores se conserva en un depósito y se califica como subproducto animal, el cual será catalogado según el riesgo que presente para la salud humana y el medio ambiente, luego se procederá a su destrucción o procesado para abonos u otros fines no humanos establecidos en el Reglamento CE 1069/2009 del Parlamento Europeo y del Consejo, por el que se establecen normas sanitarias aplicables a los subproductos animales y los subproductos derivados no destinados al consumo humano, entre otras normas.

Como puedes ver, querido consumidor, la leche pasa muchos controles antes de llegar a tu vaso o plato, por ello no tienes motivos para pensar que te tomas leche enferma o contaminada con antibióticos o incluso hormonada.

Además, si el productor incumple la normativa es sancionado, como hemos comentado, con el sellado de su explotación hasta que cumpla los parámetros permitidos o con sanciones económicas cuya cuantía depende de la gravedad del incumplimiento. También es un ilícito penal el uso de hormonas en animales para aumentar su producción.

En Europa, afortunadamente, contamos con normativa restrictiva para velar por la salud de los consumidores y por la calidad e higiene de los alimentos, aplicando importantes sanciones a quienes incumplen, parámetros que en muchos casos son reforzados a través de la normativa interna española. Por contra, en otros países fuera de la UE, la normativa sanitaria es mucho más laxa y permisiva de sustancias que, a la larga, son perjudiciales para nuestra salud.

Por todo lo indicado, queda claro que la producción de leche está sometida a estrictos controles que hacen del producto un alimento de confianza para todos los consumidores.

Noelia Rodríguez
      (Abogada)

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