Son muchos los comentarios que nos encontramos en los últimos tiempos,
tanto en redes sociales como en artículos de prensa, desacreditando el trabajo
de los productores de alimentos (carne, leche, hortalizas, etc.).
Hoy analizaremos, aunque sea muy someramente, algunos
aspectos importantes para que TÚ,
consumidor, sepas que la leche que consumes y, por añadidura, la
utilizada en la elaboración de derivados lácteos, cumple con los parámetros de
salud e higiene necesarios para el cuidado de tu bienestar.
No hace mucho un internauta comentaba que la leche no
se puede consumir porque “lleva pus”,
es decir, las vacas están enfermas, o las vacas están hormonadas para que
produzcan más cantidad.
Esto lo único que demuestra es la falta de conocimiento de cuáles son las exigencias que tienen que
cumplir los productores en España.
Antes de ordeñar el animal hay que limpiarle la ubre y
hacer una revisión visual por si existiera algún signo aparente de la
existencia de infección u otra alteración. Si todo está normal, se procede al
ordeño del animal. Una vez finalizado, se procede al sellado de los pezones con
productos especiales para ello, con el fin de limpiar los restos de leche y
proteger de elementos patógenos que pudieran causar infecciones.
Hemos de citar el Real Decreto 1728/2007 por el que se
establece la normativa básica de control que deben cumplir los operadores del
sector lácteo, en su versión recientemente modificada.
En esta norma se establece que antes de cargar la
leche a la cisterna de transporte, se verificará que la leche cumple con las
condiciones higiénicas y sanitarias adecuadas. Esta verificación consiste en el
análisis visual del producto, control de la temperatura del tanque de frío,
control de las condiciones higiénicas del tanque de frío y de la sala donde se
aloja.
Si se observan signos de acidez se realiza una prueba
para confirmarlo; si se recoge la leche, antes de ser descargada en la
industria se vuelve a analizar, si el resultado es malo, se destruye, no pasa a
la cadena de alimentación.
También se comprobará la existencia de antibióticos
con carácter previo a la recogida de la leche. Si da positivo no se recoge y se
procede al sellado de la explotación hasta que se realicen las pruebas
oportunas que confirmen la inocuidad del producto.
Además se sacan un mínimo de dos muestras al mes para
analizar en laboratorio. Es práctica habitual de las industrias remitir al
laboratorio cinco muestras o más al mes, donde se analizan distintos parámetros
(grasa, proteína, presencia de agua, presencia de antibióticos, de residuos...)
que son los que servirán para determinar el precio que cobra el productor por
la leche vendida en ese mes.
Si los umbrales permitidos de células y gérmenes se
superan el productor tiene tres meses para restablecer las medias a los
márgenes permitidos y entre tanto se da de baja la explotación del "registro de
leche de calidad diferenciada" en Galicia, en caso de que no regularice la
situación se suspende la venta de leche hasta que los parámetros estén en las
medidas permitidas.
Además de los controles en la explotación productora,
la leche recogida también es objeto de analíticas y controles cuando llega a la
industria láctea.
Estos controles consisten en inspección visual, medida
de la temperatura, condiciones de limpieza de la cisterna de recogida,
determinación de la acidez y supervisión de que las muestras tomadas en origen
se han conservado correctamente. También se toman dos muestras por cisterna,
una para enviar a laboratorio, la otra para analizar la presencia de
antibióticos.
Si la leche no puede ser descargada por el incumplimiento
de alguno de los puntos anteriores se conserva en un depósito y se califica
como subproducto animal, el cual será catalogado según el riesgo que presente
para la salud humana y el medio ambiente, luego se procederá a su destrucción o
procesado para abonos u otros fines no humanos establecidos en el Reglamento CE
1069/2009 del Parlamento Europeo y del Consejo, por el que se establecen normas
sanitarias aplicables a los subproductos animales y los subproductos derivados
no destinados al consumo humano, entre otras normas.
Como puedes ver, querido consumidor, la leche pasa
muchos controles antes de llegar a tu vaso o plato, por ello no tienes motivos
para pensar que te tomas leche enferma o contaminada con antibióticos o incluso
hormonada.
Además, si el productor incumple la normativa es
sancionado, como hemos comentado, con el sellado de su explotación
hasta que cumpla los parámetros permitidos o con sanciones económicas cuya cuantía depende de la gravedad del incumplimiento. También es un ilícito penal el uso
de hormonas en animales para aumentar su producción.
En Europa, afortunadamente, contamos con normativa
restrictiva para velar por la salud de los consumidores y por la calidad e
higiene de los alimentos, aplicando importantes sanciones a quienes incumplen, parámetros que en muchos casos son reforzados a través de la normativa interna española.
Por contra, en otros países fuera de la UE, la normativa sanitaria es mucho más
laxa y permisiva de sustancias que, a la larga, son perjudiciales para nuestra
salud.
Por todo lo indicado, queda claro que la producción de leche está sometida a estrictos controles que hacen del producto un alimento de confianza para todos los consumidores.
Noelia Rodríguez
(Abogada)
No hay comentarios:
Publicar un comentario